Cartas a Vincent — Blog : De Caracas al Amazonas • Bitácora en las nubes

De Caracas al Amazonas • Bitácora en las nubes





De Caracas al Amazonas• (Mi bitácora en las nubes)

Ayer se me ocurrió algo que quizá nunca haría si no es porque la espinita de valentía se coló dentro de mi mente. Se me ocurrió realizar un viaje, pero no uno cualquier; este sería el viaje más divertido, oportuno, instructivo y con mil adjetivos. 

No iría ni en avión, ni automóvil, ni en bicicleta o a pie, no iría en ningún otro medio de transporte más que mis sueños.

Ideé un plan, busqué un mapa, elegí mi punto de partida y mi destino, todo lo que fuera necesario para hacer de este viaje una aventura inolvidable.
Y fue inolvidable.

Venezuela en su máximo esplendor. 

Tan llena de maravillas que se me hizo imposible contener el aliento cuando visité cada rincón de ella, cada calle, cada museo, cada playa, ríos, lagunas, cada selva, cada volcán, cada montaña, cada desierto; toda ella.

 Desde Caracas hasta el amazonas. 

Sin embargo, cuando el amanecer tocó mi ventana obligándome a doblar mi mapa, a pausar mi viaje, a abrir los ojos, el encanto y la majestuosidad pasaron a ser parte de mis sueños, de mis recuerdos envueltos en neblina, y la tristeza embargó mi alma… por tan poco tiempo.

Y sí, fue corto el tiempo en el que sentí tristeza porque ya no te veía, pero por suerte, al anochecer, tus calles me esperaban vivas y risueñas, llenas de luz y esperanza, llenas de libertad, de amor y siendo el retrato de la Venezuela que muchos, ahora, aspiramos tener. Me sentí feliz y viva cuando regrese a ti, y tu me recibiste con los brazos abiertos. Profesandote mi amor a los cuatro vientos, a los cuatro gritos, a los miles de dioses, a ti que eres perfecta y eres mía.

Mi Venezuela querida.

Mi mapa se encontraba ahora ya marcado por los pasos que a lo largo de los días yo dí por tus suelos, viviendo cada experiencia como si fuera la última, como si fuera la única, como si fuera real. Visité Delta Amacuro, Apure y Paraguaná, maravillandome con playas, gente, espacios, pero aun mejor que nada lo hice maravillandome contigo. 

Te viví tramo por tramo, querida mía y lo hice sin angustia, sin terror, si pavor, sin temer de nada ni de nadie, como si fuera real. Como si no fuera más que producto de mis sueños... y lo lamenté; lamenté que solo fuera un sueño y no la realidad, la verdad, el presente, hoy.
Sin embargo, aún quiero recorrerte y vivirte día tras día, a pesar de todo pues eres mi cuna, mi nana, mi madre, mi alma y yo soy tu desierto, tu selva, tu nieve y tu volcán.


Y llevo tatuadas en la piel y el corazón tu luz... tu aroma... a ti, Venezuela. 


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